Viernes, Marzo 29, 2024

Iglesia Conventual de San Francisco

Visita Virtual Iglesia de San Francisco

En el Cabildo General Extraordinario celebrado por nuestra Cofradía el pasado 27 de Enero de 2018, la 2ª Cuadrilla de Hermanos de Jesús Andas y Palio presentó la visita virtual a la Iglesia Conventual de San Francisco, la cuál fue realizada en el triduo del día de Jesús del pasado año.

 

La Cuadrilla hizo entrega de una copia del archivo digital realizado así como la autorización para poder publicarla en la página web para que pueda ser visitada.

 

El cuadrillero D. Francisco Montilla agradeció la colaboración de la Fundación de la Caja Rural de Baena por haber colaborado con este proyecto.

 

Desde la Cofradía, dar la enhorabuena a la Cuadrilla por tal aportación para que podamos difundir el patrimonio de nuestra Cofradía y de nuestro pueblo de Baena.

Haciendo clic en la imagen se podrá acceder a la visita virtual.

 


 

 
 

Obra Social

 
 
 

Parroquia de San Bartolomé

Por su emplazamiento fuera de la Almedina, pudo ser una primitiva mezquita cristianizada. Su existencia como Parroquia de S. Bartolomé se documenta a partir de 1448 aunque la parte gótica se hizo posteriormente, a fines del S. XV y principios del S. XVI. Es de fábrica sencilla aunque posee tres naves sin crucero y separados por arcos ojivales con artesonado mudéjar. En el presbiterio se encuentra el retablo mayor de obra moderna.
 
En la nave de la Epístola se encuentra la Capilla del Sagrario, cerrada por una reja de la primera mitad del S.XVI con remate adornado con escudo nobiliario. Tiene dos púlpitos, ambos de fines del S. XVII, pero el más importante es el del lado del Evangelio, que destaca por la riqueza de talla de su tornavoz.
 
Respecto a la puerta principal, cabe destacar el escudo del Obispo de Córdoba que aparece tallado en sus hojas de madera del cancel y sus aldabones de bronce del S. XVIII.
 
La primera descripción conservada de este templo corresponde a una visita general realizada por el canónigo Diego López de Fromesta en el año 1594, la cuál se conserva en el archivo diocesano.
 
 
Durante toda la historia esta parroquia ha sido sometida a numerosas intervenciones debido sobre todo a las malas condiciones del terreno donde se alza ya que está construida sobre terrenos arcillos y zona donde proliferan las aguas subterráneas.
 
En el siglo XIX la parroquia de San Bartolomé se consolidó como la más importante de la Baena, llegando a contar con numeroso clero convirtiéndose en la iglesia arciprestal de la campiña, ya que en ella residía el Vicario.
 
 
Durante el periodo de la Guerra civil la parroquia de San Bartolomé sufrió un duro golpe con el incendio provocado el 23 de Julio de 1936 donde desaparecieron como pasto de las llamas gran parte de su patrimonio artístico, como fue la imagén de Nuestra Señora de las Angustias que se veneraba en esta parroquia procedente de la desaparecida Iglesia de San Pedro.
 
En 1959 tras volver a reconstruir el templo, el párroco y Arcipreste D. Jesús Rodrigo García volvió a abrir el templo al culto. En el año 2002 al desprenderse parte del tejado de la cúpula central, fue cerrada al culto para realizar un proceso de restauración de la misma, el cuál terminó el 1 de Mayo de 2009 con la reapertura al culto y consagración del altar por parte del Obispo D. Juan José Asenjo Pelegrina siendo párroco de la iglesia D. Manuel Cuenca López.
 
En esta última intervención se ha recuperado el aspecto primitivo de la iglesia, poniendo al descubierto el artesonado de madera que estaba debajo de la bóvedas de yesería que cubrían tanto el artesonado como los arcos góticos, dotando a la iglesia de una imagen que hasta ahora era desconocida.
 
 

Más Información.

Historia

En cuanto se refiere a la aparición de las cofradías de Jesús Nazareno en la provincia de Córdoba cronológicamente ocupa el primer lugar la de la capital, cuyos estatutos fueron aprobados en marzo de 1579 por el obispo baenense fray Martín de Córdoba y Mendoza.
 
Le sigue la de Cabra, creada en 1586, y cuyos estatutos fueron aprobados por el obispo en julio del año siguiente.
 
Y después de ella, la de Baena, cuyas constituciones serían aceptadas por el obispado el 29 de Abril de 1589, siendo por tanto la tercera en aparecer en la provincia y obispado de Córdoba.
 
La cofradía de Baena presenta una nota que la hace diferente a todas las demás, y es el carácter acentuadamente franciscano, hasta el punto de integrarse desde su origen en el movimiento terciario seglar, formando parte de la Archicofradía del Cordón de San Francisco.
 

Antecedentes.- Los franciscanos en Baena.- 

Siempre que intentemos acercarnos a los orígenes de la cofradía de jesús nazareno de Baena ineludiblemente tenemos que hacer alusión al establecimiento de la orden franciscana en nuestro pueblo, no sólo en cuanto a su relación cronológica, sino sobre todo teniendo en cuenta que dentro de las cofradías de penitencia ninguna como la que da culto a Jesús camino del Calvario tiene más profundas raíces franciscanas. Y en el caso de Baena, la acción de los frailes de San Francisco es tan decisiva que no es posible concebir el nacimiento y la estructuración de la hermandad nazarena sin contar con su ayuda y dirección.
 
 

La duquesa doña María Sarmiento y la fundación del convento de San Francisco.-

Doña María Sarmiento de Mendoza era hija del secretario de Carlos V, Don Francisco de los Cobos y de María de Mendoza y Pimentel, VII condesa de Rivadavia. Casó en 1538 en Valladolid con el único nieto varón de los Duques de Sessa, Don Gonzalo, quien entre otros títulos reunía los de III duque de Santángelo, III duque de Sessa, III de Terranova, III de Andria, V conde de Cabra, V vizconde de Iznájar y Señor de Baena, Rute, Doña Mencía y Albendín, y en 1566 Felipe II le otorgó el ducado de Baena por sus servicios en Flandes e Italia . Desde entonces, y durante tres años reside el matrimonio en Baena, hasta que en 1569, el rey lo elige para que acompañe a su joven hermano D. Juan de Austria en la guerra contra los moriscos de Granada. A partir de entonces son muy contadas y breves las estancias del duque en Baena.
 
Mientras vivó su marido, la duquesa tuvo su residencia en varios sitios, principalmente Granada, y sobre todo Baena, desde donde atendió a los asuntos de los estados españoles de D. Gonzalo en sus frecuentes ausencias en razón de servicios a la Corona.
 
 
Con toda seguridad fue durante las frecuentes estancias en Baena cuando se produjo la llegada de los franciscanos a Baena y la fundación de su convento, el de San Francisco, siendo tal vez ella quien tuviera parte en su venida a Baena, y por supuesto erigiéndose desde el primer momento en patrona de la nueva fundación. Aparte de la cesión de la primitiva casa y unos solares contiguos para su ampliación, figura la expedición de una licencia a la naciente comunidad para conducir las aguas de una fuente cercana al patio del convento, y este hecho aparece fechado en 1561 . De las palabras del texto se puede deducir que ya estaba fundado el convento, y por supuesto que la comunidad beneficiaria estaba ya afincada en Baena. Este dato nos permite aproximarnos con mayor seguridad a la fecha de fundación proporcionada por Valverde. Es de suponer que poco después de esta fecha el convento estaría ya erigido, aunque sólo fuera en su parte más indispensable .
 
Incidiendo ya plenamente en el tema que nos ocupa, en dos pilares se basa la formación de la cofradía de los Nazarenos de Baena: 1. La devoción a la Virgen de los Santos. 2. La aportación franciscana.

1. La devoción a la Virgen de los Santos. 

Las primeras cofradías: La Virgen de los Santos.-

Durante los años centrales del siglo XVI experimentan un desarrollo extraordinario las hermandades dedicadas al culto de las imágenes marianas en el territorio baenense, entre las que hemos de citar las tres que se consideraron en algún momento como patronas de Baena: Virgen de Guadalupe, Virgen de Albendín y Virgen de los Santos.
 
Virgen de los Santos.
En Baena existió desde antiguo la tradición de que pocos años después de la conquista por San Fernando, concretamente en 1245, cuando todavía la frontera con los musulmanes era bastante permeable y eran frecuentes las internadas en territorio enemigo por parte de uno y otro bando, tuvo lugar un encuentro de unos pocos cristianos con un grupo de moros superior en número. Se sabe que los cristianos pudieron rechazar el ataque enemigo refugiándose en una torre que todavía existe en el Monte Horquera, en cuyo interior se descubrió una imagen de la Virgen que había permanecido tapiada durante la dominación árabe, por lo que se atribuyó a la protección de ella la victoria.
 
 
Para conmemorar este hecho la torre fue convertida en ermita, donde durante siglos recibió la devoción de los habitantes de la zona bajo la advocación de Virgen de los Santos (figura 6). Más adelante se edificaría anexa a ella una pequeña vivienda para el santero encargado de su culto. En un cuadro que se conservó en la ermita se representó el grupo de cristianos defendiendo la torre protegidos por la Virgen.
 
Como suele ser habitual, pronto comenzó a atribuírsele fama de milagrosa, y de modo especial, como abogada y protectora frente a las calamidades naturales, como sequías o epidemias, compartiendo esa protección con la de Albendín. Por ese motivo, la devoción a esta sagrada imagen arraigó profundamente en Baena, que la tuvo por su protectora y patrona, reverenciándola en su ermita del Monte y trayéndola al pueblo cuando se presenta¬ba la ocasión de una protección especial, como en tiempo de epidemia, sequía u otra calamidad.
 
Al mismo tiempo aparecía una cofradía en Baena, que bajo el nombre de la Virgen de los Santos, se hacía cargo de cuanto se refería al culto de la mencionada imagen. La primera noticia escrita que nos aporta Aranda Doncel corresponde al año de 1576, fecha en que se edificaba la ermita .
 
En un momento impreciso, pero con toda probabilidad coincidiendo con el fervor religioso postridentino, parece que se crea en Baena una cofradía o hermandad denominada "Nazareos" o "Nazarenos", encargada del culto a la venerada imagen.

2. La aportación franciscana.

Fraternidades franciscanas: La Tercera Orden de Penitencia.-

La Orden Tercera eran laicos de ambos géneros vinculados a órdenes mendicantes por espíritu y para lucrarse de las preeminencias concedidas por los papas . Se ha dicho que su origen está en los llamados “penitentes” que se extienden por Europa desde el siglo XII, que se asociaban para buscar un perfeccionamiento de vida religiosa, formando “fraternidades”.
 
Precisamente los primeros frailes que convivieron con Francisco de Asís se llamaron a sí mismos “penitentes”. Su fundador los fue agrupando en una orden masculina (frailes menores), a la que siguió otra femenina (clarisas).
 
El éxito fue tan grande que pronto grupos de seglares quisieron integrarse también en el movimiento, y así lo pidieron a San Francisco, que redactó para ellos la primera regla. Éstos se organizaron en fraternidades seculares, tanto de hombres como de mujeres, que vivían como Hermanos y Hermanas de la Penitencia y que se sentían integrantes de la gran Familia Franciscana. Así nacía la “Orden de la Penitencia” o Tercera Orden Franciscana.
 

El Cordón de San Francisco.-

Establecidos los franciscanos en Baena y gozando de una protección especial de la Duquesa de Sessa, no cabe duda de que pronto se dejaría sentir su atracción, al menos entre el sector de población próximo al convento.
 
En 1585 el Papa Sixto V fundó la archicofradía del Cordón de San Francisco, en cuya regla se recopilaban todas las gracias concedidas. El papa concede indulgencia plenaria a quienes mueran “confesados y contritos” y lo hagan con el cordón franciscano ceñido .
 
El cordón que llevan los franciscanos deriva del que usaban los primeros frailes para atarse el sayal; tiene tres nudos, significando OBEDIENCIA, CASTIDAD y POBREZA, los tres fundamentos de la orden creada por Francisco de Asís.
 
Para la orden tercera, el hábito es un signo de conversión o penitencia. Al tomar el hábito, el nuevo hermano se viste del hombre nuevo y establece un compromiso con un nuevo estilo de vida.
 
En la bula de fundación se especifica al final que el incumplimiento de la regla no conlleva ningún tipo de culpa, ni mortal ni venial. Por ello, la nueva orden se presenta como una opción a seguir por aquellas personas que puedan tener alguna dificultad para someterse a una regla más austera.
 
Queda bien patente que bajo el influjo franciscano y por el espíritu cofradístico de la época se organizó en Baena un grupo de simpatizantes que bien podría ser el que pervivió de la antigua cofradía de la Virgen de los Santos, quienes más adelante adopta-ron la modalidad de Orden Tercera Secular, que, sin necesidad de profesar como religiosos, tendían a alcanzar su perfección espi¬ritual mediante la observancia de la regla franciscana.
 
Y así se llega al final del proceso. Según consta en sus constituciones primitivas, se produjo la unión de las dos hermandades anteriores en la nueva de los Nazarenos. Ambas debían tener lugares comunes, tal vez la coincidencia de algunos cofrades seglares en las dos, su pertenencia a la misma parroquia de San Pedro y el deseo de los franciscanos de potenciar el culto al Nazareno determinarían el acercamiento al final de la centuria, hasta el punto de provocar la fusión cuando las condiciones fueron favorables.
 
Con esta decisión todos resultaban beneficiados
  1. Los frailes, que así creaban una cofradía más en su convento, llamada a tener una vida próspera, al estar unida a un movimiento universal de la orden, lo que aumentaría el número de cofrades, y los beneficios económicos que podían proporcionar al convento, debido a las limosnas preceptivas o voluntarias, venta de hábitos y de cordones, obvenciones por misas, fiestas y sermones, creación de obras pías radicadas en el convento y algunas más.
  2. Los propios cofrades, que se hacían partícipes de “todas las gracias e indulgencias y preminencias concedidas por Su Sd “, de que eran titulares los integrantes de la archicofradía del Cordón. Y junto con ellos, el quedar exentos de la jurisdicción diocesana y sus visitas, dependiendo sólo directamente del Sumo Pontífice, o a través de los visitadores y guardianes de la propia orden. Tenían además ciertas ventajas económicas, como era estar exentos de pagar determinados impuestos por el hecho de pertenecer a la cofradía.
Al desaparecer la hermandad del Cordón del Padre San Francisco queda como única fundadora de la Cofradía la Hermandad de Nazarenos, aunque bien es cierto que esa primitiva cofradía de 1589 aún no se llamaba de Nuestro Padre Jesús Nazareno, en su evolución hemos encontrado tres nombres diferentes: Cofradía de los Nazarenos, Cofradía de Jesús Nazareno y Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno.
 

Hermandad de Nazarenos Fuente D. Manuel Horcas Gálvez

Iglesia Conventual de San Francisco

Situado en la parte más occidental de la villa de Baena, levantado sobre el margen derecho del rio Marbella, que riega su huerta, tanto su iglesia como el edificio, que sirvió de alojamiento a los frailes se conserva hoy en pie y en estado satisfactorio.
 
En 1550 llegaron a Baena los primeros religiosos observantes de la Orden de San Francisco y se instalaron en unas casas existentes contiguas a una pequeña iglesia dependiente de la parroquia de San Pedro, en el mismo sitio donde después se levantó el convento. Siendo su protectora Doña María de Mendoza y Sarmiento, esposa del primer Duque Sessa de Baena, la cual aportó el dinero para la construcción de la iglesia, claustro y convento.
 
Terminada la parte principal de las obras y abierta al culto la nueva iglesia, esta se fue enriqueciendo con reliquias entre las que cabe destacar un Lignum Crucis y otras de San Blas, San Cristobal, San Sebastián y Santa Bárbara.
 
 
En 1576 se colocó en una capilla un Eccehomo de gran mérito, de medio cuerpo encerrado en una urna de ébano con bisagras de acero, que pronto fue objeto de especial devoción de todos los fieles.
 
Tenía este convento en el claustro bajo una colección de 24 cuadros, representando escenas de la vida de san francisco.
 
 
Pasada la capilla de San Diego, hay otro altar con un cuadro de santo domingo y después otra capilla con una imagen de la Purísima de gusto y talla modernos.
 
En pos de la puerta lateral de entrada, otra capilla con un amplio camarín, contiene las imágenes de Jesús nazareno, Virgen de los Dolores, Magdalena, San juan y la Verónica, imágenes que procesionan el viernes santo por la mañana.
 
En la capilla colateral al Altar Mayor por el lado de la epístola se conservan varias imágenes que son las que la cofradía del Miércoles Santo procesiona por la tarde y entre ellas es de distinguir una de Jesús en el paso de la flagelación. En el crucero figura otro altar, con retablo, que tiene encima un buen fresco de sabor pagano por el desnudo de sus figuras y más arriba, aparece la Adoración de los Reyes. En la pared de la derecha al lado del púlpito otra pintura en lienzo con la Caída de Jesús y en la parte superior un fresco que representa la Virgen con el Niño y coro de ángeles adorándole. En el muro del lado de la epístola se encuentra el altar de San José con una escultura del santo de buen tamaño y talla obra de D. José de los Ríos.
 
 
Siguió la comunidad de dominicos establecida hasta su expulsión por la invasión francesa en 1810 y la Constitución en 1820, tras estos hechos los frailes volvieron a poseer sus bienes y su convento hasta la Expulsión General en 1835. El convento fue derribado en 1855 conservandose la iglesia.
 
Un grandioso retablo dorado y majestuoso obra del siglo XVII cubre todo el fondo de la capilla y en el altar destaca la virgen con el niño.
 
En resumen podemos destacar que En 1550 llegaron a Baena los primeros religiosos de la Orden de San Francisco, siendo su protectora Doña María de Mendoza y Sarmiento, esposa del primer Duque de Sessa de Baena, construyendo la iglesia, claustro y convento, aunque la obra actualmente existente es del S. XVII. La iglesia es de una sola nave con crucero, cubierto con bóveda de medio cañón con fajones y lunetos. Todos los muros están adornados con pinturas constituidas por decoración de rocalla, que dan al conjunto impresionante aspecto.
 
La puerta principal del templo es muy sencilla, data del S. XVIII. Dos pilastras toscanas flanquean la puerta adintelada. Más simple aún es la otra portada que da a una calle lateral, con frontón completo y pináculos piramidales, del S. XVII. El retablo mayor es de madera tallada y policromada de 1740. En esta iglesia se encuentra la venerable imagen del patrón de la ciudad, Nuestro Padre Jesús Nazareno.
 
 
 
 
 
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